LA HISTORIA DEL FERROCARIL PATAGÓNICO

LOS ORÍGENES DE LA TROCHITA

Miles de historias por contar

El ramal de Ingeniero Jacobacci a Esquel era parte de un trazado ambicioso que buscaba integrar a toda la Patagonia con la red ferroviaria nacional. La Trochita es un testigo de aquellos años en los que las vías se expandieron por toda la Argentina.


El nombre de Ezequiel Ramos Mexía, Ministro de Obras Públicas de la Nación, esta íntimamente ligado a la historia de los trenes en la Patagonia.

Fue él quien promovió, en 1908, la sanción de la Ley 5559 de Fomento de los Territorios Nacionales, a partir de la cual tomó fuerza el proyecto de unir la zona cordillerana de la Patagonia con las costas del Océano Atlántico. Más al Norte, el tren que partía desde Buenos Aires, el Ferrocarril del Sur llegaba hasta el Puerto de Bahía Blanca. Mientras que en Chubut, los colonos galeses del Valle Inferior del Río Chubut habían tendido vías entre Trelew y Puerto Madryn.

En esa época, el Ferrocarril del Sur (luego llamado Ferrocarril General Roca) llegaba a Bahía Blanca y de allí a Neuquén. En Chubut, los colonos galeses habían construído el Ferrocarril Central del Chubut, entre Puerto Madryn y Trelew. Pero la idea era crear una red que los uniese, vinculando puntos tan distantes como San Carlos de Bariloche, Comodoro Rivadavia y Puerto Deseado.

Fue un proyecto titánico, que en 1934 llevó la trocha ancha hasta San Carlos de Bariloche, pero que más al Sur solo logró construir 197 km entre Comodoro Rivadavia y Sarmiento; 283 km entre Puerto Deseado y Las Heras y los 402 km de la Trochita.

Los ferroviarios

La identidad de todo un pueblo.

Los talleres de El Maitén conservan las marcas de la época de esplendor de los Ferrocarrilles Argentinos; tiempos que dejaron una impronta indeleble en la identidad de los trabajadores y sus familias.


El Maitén es un pequeño pueblo de 4000 habitantes ubicado en el Noroeste del Chubut, donde las montañas empiezan a dejarle paso a la estepa. Nacido como un enclave agropecuario de pioneros y obreros contratados por la Compañía de Tierras del Sud, el pueblo se transformó con la llegada del tren y se convirtió, durante muchos años en una auténtica comunidad de ferroviarios.

Es que allí, a 160 km de Esquel y 240 de Ingeniero Jacobacci, se instalaron los talleres principales de La Trochita. También había y hay talleres y ferroviarios en Esquel, pero en las épocas de apogeo del tren, llegaron a trabajar en El Maitén más de 100 operarios, muchos de los cuales ingresaban como aprendices y cumplían su capacitación con lo estándares de la mítica Ferrocarrilles Argentinos. Eran los tiempos en los que el Reglamento Técnico era una biblia que regía la vida y el trabajo de miles de técnicos del ferrocarril en todo el país.

El taller de El Maitén fue y sigue siendo especial. Porque las locomotoras que se atienden son verdaderas reliquias, lo que hace necesario que las reparaciones se hagan de manera artesanal. Los visitantes pueden recorrerlos una hora antes de la salida del tren o, cuando no hay servicio, por la mañana. Y se van a encontrar con torneros, soldadores, ebanistas con décadas de experiencia.

Visitar estos talleres es aventurarse por historias de un pasado brillante; cada pieza de la maquinaria, la más vieja de ellas de 1890, es al mismo tiempo herramienta de trabajo y pieza de museo.

También en la estación de Esquel se han hecho y se continúan realizando trabajos que sorprenden a los especialistas y a los recién llegados.
Esa tarea, como la de los maquinistas y otros ferroviarios, es lo que mantiene viva a La Trochita después de 70 años desde su viaje inaugural hasta Esquel.

al futuro

Adecuamos tecnologías antiguas a los tiempos que corren.

La Trochita creció en una época en que la tecnología no tenía en cuenta al medio ambiente. Hoy, la estamos llevando hacia un futuro más sustentable: eliminamos derrames, tratamos efluentes, creamos biopilas, cuidamos tu naturaleza.